jueves, 27 de marzo de 2014

¡NO ES TIEMPO DE LAMENTOS, ES TIEMPO DE LUCHA!

22M porque un pueblo unido jamás será vencido


Por Denis Vásquez Alvino

El pasado sábado, en las calles de Madrid, se congregaron alrededor de dos millones de personas, colectivos y pueblos de todo el Estado, en una manifestación que cualquier persona con un mínimo de humanidad debería tener en cuenta. El clamor popular se hizo eco durante la jornada sabatina reclamando el no al pago de la deuda, la renuncia de gobiernos de la Troika, detener los recortes del gobierno y más pan, trabajo y techo para todas y todos en España.

Con un amplísimo apoyo popular, las Marchas de la Dignidad avanzaron durante más de 5 horas desde Atocha hasta Colón, en un ambiente de lucha y solidaridad entre pueblos, que no se recuerda en décadas. Una acción construida durante meses, a base de trabajo militante y mucha ilusión de cambio por una España mejor.
  
Desde que partieron, las Marchas de la Dignidad han recorrido todo el estado haciendo asambleas en cada lugar por el que pasaban, llevando una auténtica democracia a cada pueblo y recibiendo la solidaridad de las gentes.  

Frente a esta demostración de dignidad y democracia, el sistema no tuvo ningún discurso que enfrentar, y su única respuesta, como ya es de costumbre,  fue la represión. Por un lado, la represión mediática, con el silencio absoluto desde todos los medios del régimen, hasta que la realidad se ha impuesto y se han visito obligados a recoger nuestra lucha. Mientras que por otro lado, la represión política, con declaraciones absurdas como las comparaciones con grupos de extrema derecha, con ayuntamientos prohibiéndonos pasar o pernoctar en sus municipios  o autoridades locales increpado a compañeras y compañeros. Finalmente, la represión policial, sufrida durante todo el camino,  cuando la guardia civil desviaba a caminantes por caminos paralelos de tierra y piedras para dificultar su marcha, cuando la policía impedía que las asambleas transcurriesen con normalidad o realizaba registros injustificados en autobuses y turismos en las entradas a la capital. Pero especialmente cuando, una vez en Madrid, un despliegue policial desproporcionado, formado por 1.700 agentes de la UIP traídos de varios lugares del Estado, fue utilizado para amedrentar y reprimir al pueblo que intentaba hacerse escuchar como legítimo derecho dentro de una sociedad civilizada y democrática. 

No obstante, antes de que la manifestación comunicada terminase, un ejército policial atacó sin miramientos a la población civil indefensa. Desde la propia megafonía del acto que se estaba celebrando en Colón, los organizadores pidieron a los agentes que parasen su ataque, pero persistieron en la agresión. Una acción así, no se improvisa. Era un plan premeditado para disolver la manifestación y conseguir abrir los noticiarios televisivos con imágenes de violencia. Una vez más el pueblo estaba siendo utilizado como instrumento de vil manipulación.

De nuevo los medios de comunicación del régimen han sido cómplices de esta represión llamando violentos a manifestantes que se defienden con lo que pueden, en lugar de señalar a un ejercito policial que usa porras, escopetas y gases lacrimógenos para vulnerar el legítimo ejercicio del derecho de reunión.


La dignidad está de parte del pueblo. Marchas como las del 22M demuestra a la sociedad la fuerza popular que se puede ejercer ante la pasividad y el caos que ofrecen los gobernantes. Una vez más queda demostrado que la unión hace la fuerza.  

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